LECTURAS DE HOY

“Señor… yo no soy digno de que tú entres en mi casa… Basta con que digas una sola palabra y mi criado quedará sano.” Lucas 7:6

El Evangelio de hoy me toca mucho. Hay mucho que podemos sacar de él. Pero hay tres puntos que se me quedaron pegados de las palabras del centurión: su humildad, valentía, y fe.

Humildad, por sus palabras: “Yo no soy digno.” Poniendo a Jesús en un lugar mayor aun siendo un centurión romano de alto rango. Valentía, por irse a buscar a Jesús, aun siendo un soldado romano, sabiendo que iba en contra de las creencias de los romanos. Y fe, por creer ante todo que sería Jesús el que tendría el poder de ayudarle. Por creer que, con una sola palabra, Jesús podría sanar a su criado.

He batallado muchísimo con estas cosas. Me imagino que muchas de nosotras queremos trabajar en estas cualidades. Como quisiera tener la humildad, valentía, y fe como ese centurión.

Es por esa razón que repetimos sus palabras cada misa durante la invitación a la comunión: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa. Pero sólo una palabra tuya bastará para sanarme”. 

Hay que tener la valentía de buscar a Dios antes de las cosas del mundo, de buscarlo aún cuando nos van a juzgar los demás – la valentía de abrir nuestras casas, nuestros corazones a Él para dejar que nos sane. Hay que tener la humildad de postrarnos ante Él, reconociendo que no somos capaces de hacer nada sin Él. Reconocer que no hay nada que podamos hacer nosotras mismas para hacernos dignas de recibir a Jesús, sino que nuestra dignidad y salvación vienen de Él. Que es por ese mismo sacrificio que podamos ser dignas de recibirlo en la Eucaristía. Y, finalmente, hay que tener fe de que, al recibir a Jesús, estamos recibiendo vida – fe de que, con una sola palabra, un solo toque de Él, podemos ser sanadas.

Son tres cosas, pero en verdad, no son cosas simples de poner en práctica. Entonces, ¿Cómo llegamos a eso? Pasando tiempo con el Señor. Pide de Él esa humildad, esa valentía, esa fe, y poco a poco te irá cambiando el corazón. 

// Jacqueline Sevier es de Tyrone, GA. Está esperando, con mucha emoción, su boda en mayo.. Aunque creció en escuelas Católicas , no fue hasta finales de su tiempo en universidad que tuvo una conversión de corazón, y empezó a redirigir su vida hacia Dios. Es cantante y canta en el coro de su parroquia, donde conoció a su futuro esposo. Ha aprendido mucho de la comunidad hispana de su parroquia, que apenas empezó a conocer cuando conoció a su novio. En su tiempo libre, le gusta sentarse en un café tomándose un cafecito, cocinar con su novio, comer tacos, y cantar (siempre).

Back to blog