LECTURAS DE HOY 

“Pero aquel que ama a Dios, es verdaderamente conocido por Dios.” // 1 Corintios 8:3

El verdadero amor, el que Dios nos tiene, es sin duda extraordinario, porque es totalmente gratuito e incondicional. En el mundo secular en el que vivimos, en donde el mérito es un valor muy alto, el concepto de algo incondicional nos resulta casi inconcebible.  

En casi todas las situaciones de la vida diaria, estamos acostumbradas a una relación meritoria: una cosa es condición para alcanzar otra. Por ejemplo, para merecer un sueldo hay que trabajar, para merecer el primer lugar en una competencia deportiva hay que ganar, para merecer una buena calificación en la escuela hay que acertar en el examen, etc.  Casi todo sucede dentro de esta relación de mérito. Uno se gana las cosas, desde un sueldo o un premio, hasta el reconocimiento o el respeto. En este sentido vivimos en una meritocracia. 

El amor de Dios, sin embargo, rebasa todos estos parámetros. Su amor no se merece, sólo puede recibirse. Él nos ama gratuita e incondicionalmente. Un concepto tan extraordinario que difícilmente nos entra en la cabeza. De ahí la dificultad de lo que nos pide en el Evangelio de hoy: Amen a sus enemigos y hagan el bien incluso a quienes les hacen el mal (Lucas 6:27-38). Es un llamado a imitar un amor totalmente fuera de lo ordinario. Un amor prácticamente enloquecido que se sale de la ecuación del mérito: un amor verdaderamente extraordinario.

Hermanas, la invitación de Dios es descabellada, humanamente casi imposible, pero quizá, si nos tomamos de Su mano, podemos atrevernos al menos a intentarlo.

// Teresa Salmerón nació en la Ciudad de México, donde creció en una familia católica practicante y donde formó la suya propia. Ha tenido la oportunidad de vivir en varios países como Chile, Venezuela, México y Estados Unidos. Actualmente reside en Ohio, donde ha vivido desde hace 13 años y donde trabaja como traductora y maestra de español. Teresa tiene 3 hijos adultos a los que ama profundamente. Ha sido catequista y actualmente facilita un estudio Bíblico de un grupo de mujeres de su parroquia. A Teresa le gusta mucho bailar, leer, cocinar y convivir con su familia y amigos; y se siente profundamente agradecida por el infinito amor de Dios.

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